miércoles, 13 de octubre de 2010

Mike Tyson

Esa soy yo hoy.

(Sólo hoy, que conste)

Porqué?

Porque soy una feliz y iba toda contenta corriendo por el pasillo a robar galletas..hasta que me atacó un armario en la oscuridad.

Al muy abusón no le bastó con pegarme un mandoble, sino que una vez que me atizó con la puerta derecha, mientras trastabilaba asombrada por el inusitado ataque, me noqueó con la puerta izquierda.

Ganó él.

Eso me pasa por emocionarme con pequeñas cosas y correr en la oscuridad. Visto cómo tengo el labio y el huevo prominente de mi frente, camino del trabajo he meditado sobre si compensa o no mi comportamiento.

Visto que los armarios atacan únicamente de una manera esporádica, he decidido seguir emocionándome por una galleta, y correr en la oscuridad siempre que surga la ocasión.

Prefiero comprarme un casco que perder esos momentos.

4 comentarios:

raindrop dijo...

¿Será posible? Se van a enterar esos armarios alevosos que acechan en la oscuridad, esperando la oportunidad de sacudir un golpe fácil.
Jó, pues te ha tenido que atizar bien... Pero no renuncies a las "pequeñas" cosas-ilusiones-emociones (que al final son las más satisfactorias de todas) por un ataque traicionero. No merece la pena.

besos (en especial de cura-sana cura-sana en el chichón de la frente ...lo del labio, mejor que sea tarea exclusiva de Cachas, que tiene el doctorado en labios de Pole) ;D

SOMMER dijo...

A eso le llamo yo ser optimista...
Cómo aquel niño, que se portaba mal, y los reyes magos lo quisieron castigar con una caja de carton con una cagada de caballo dentro...
El muchacho al abrirla empezó a correr por toda la casa como un poseido con la caja bajo el brazo, mientras los padres, asombrados, le preguntaban: "Fulanito, qué te han traido los reyes?", mecagoentoloquesemenea, responde el gaché, "¡¡¡¡un caballo, pero no lo encuentro por ningún lado¡¡¡¡"

Besos guapa.

Bego dijo...

Me encanta ese espíritu, desbordas felicidad ^^
Muack, no dejes las galletitas!

ybris dijo...

Contumacia se llama esa figura.
Me recuerda la de aquel antiguo compañero mío que, tras haberse dislocado el dedo gordo del pie contra una piedra por jugar descalzo al fútbol, insistía: "duele lo que quieras, que para el caso que te voy a hacer..."

Besos.